Arte al paso: música y ecología


Hippie para unos, artista para otros, vago para los que no entienden. Con su pelo color miel y las manos curtidas, Sebastián recorre las rutas del país a bordo de su carreta (sí, carreta), parando en el lugar que le indique el alma -“aunque suene cursi”, aclara-.

Para él, el respeto a la naturaleza y a la vida en comunión con el medio ambiente es una premisa fundamental. Es casi su único mandamiento. Sus instrumentos, dos caballos fieles y su mujer, María, son sus inseparables compañías a lo largo del viaje.

Sebastián hace arte, Arte al paso. En cada pueblo que puede, deja su marca. Y por una noche al mes, la plaza principal del lugar se vuelve una fiesta: con algunos instrumentos creados por él mismo y un títere al que le da vida por algunos minutos, se encarga de robar una sonrisa y hasta hacer saltar una lágrima de emoción de algún ojo sensible que esté mirándolo atentamente.

Susurros es el nombre que eligió para titular su primer álbum. “Así es como yo escucho a la Madre Tierra, ella me va marcando el paso y aunque por momentos se la oiga suave, le presto atención para no perderme”, confiesa y se apura en resumir: “Viajar en una carreta, vivir sanamente y bajo el mandato de la naturaleza, construir mis propios instrumentos, enseñarle a mi hijo a cuidar la tierra y compartir todo ese mundo con la gente que conozco a lo largo del camino es lo que hace que vivir como vivo valga la pena”.

Tuvo la suerte de viajar por otros lados, un poco más lejanos: “Ahí llegué en avión, preferí no sacar la carreta porque no conocía bien la ruta”, bromea.
El rocío de la noche va cayendo despacio en el barrio de Flores. Por un par de horas los vecinos lo escucharon atentamente, como quien intenta captar un sonido imperceptible, un susurro.

Tras captar en detalle las caras repletas de alegría y emoción y oír un aplauso unánime, Sebastián empezó a prepararse para partir nuevamente. Un nuevo pueblo encontrará en el camino y otras sonrisas son las que lo recompensarán otra vez.

Y se aleja feliz, pensando quizás en aquello desconocido que lo sorprenderá, en la ruta que aun le queda por recorrer.




María Eugenia Goicoechea
Foto: Sebastián Diez

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