Corría el año 1975 cuando Naciones Unidas declaraba el 5 de junio como el Día Internacional del Medio Ambiente. Hoy, a 35 años, muchos sitios de interés cultural dentro del país llevarán a cabo diferentes actividades en el marco de la celebración. Sin embargo, lo importante es que cada uno revise dentro de sí qué es lo que realmente hace para cuidar al mundo.
Más allá de lo provechoso que puede llegar a resultar el hecho de la concientización desde la masividad, la manera más eficaz de honrar la naturaleza es haciendo un balance real con respecto a las acciones concretas que realizamos cotidianamente para que el mundo que dejamos como herencia a nuestros hijos y nietos sea aquel con el que soñamos.
Para esto, es necesario tomar en cuenta algunos datos fundamentales para comprender la importancia del cuidado de nuestro medio ambiente y las consecuencias que el no hacerlo puede llegar a traer.
Existen varias maneras de colaborar con la causa ecológica que no implican ni siquiera grandes alteraciones en la rutina típica del ser humano: usar pilas recargables para el reproductor de música, hacer las compras con mochila o carrito para evitar el uso indiscriminado de bolsas de plástico, revisar periódicamente las canillas de la casa para no desperdiciar agua por un mínimo goteo, cepillarse los dientes con el grifo cerrado, cambiar las lamparitas comunes de la casa por unas de bajo consumo, usar desodorantes roll on en vez de aquellos que se aplican con spray o apagar los electrodomésticos cuando no los usamos -como por ejemplo la TV cuando queda en stad by-, son sólo algunas de las pequeñas acciones que en conjunto generarán grandes progresos a futuro.
Los cambios climáticos generados por la polución y la contaminación son los que generan los desastres naturales tan comunes en los tiempos que corren. El retroceso en tanto a la salud del medio ambiente ya no puede revertirse pero sí puede frenarse. Un día tan especial como hoy, vale la pena concientizar a quienes nos rodean y poner manos a la obra.
Ese es el mejor homenaje que se le puede hacer a nuestro planeta.
Más allá de lo provechoso que puede llegar a resultar el hecho de la concientización desde la masividad, la manera más eficaz de honrar la naturaleza es haciendo un balance real con respecto a las acciones concretas que realizamos cotidianamente para que el mundo que dejamos como herencia a nuestros hijos y nietos sea aquel con el que soñamos.
Para esto, es necesario tomar en cuenta algunos datos fundamentales para comprender la importancia del cuidado de nuestro medio ambiente y las consecuencias que el no hacerlo puede llegar a traer.
Existen varias maneras de colaborar con la causa ecológica que no implican ni siquiera grandes alteraciones en la rutina típica del ser humano: usar pilas recargables para el reproductor de música, hacer las compras con mochila o carrito para evitar el uso indiscriminado de bolsas de plástico, revisar periódicamente las canillas de la casa para no desperdiciar agua por un mínimo goteo, cepillarse los dientes con el grifo cerrado, cambiar las lamparitas comunes de la casa por unas de bajo consumo, usar desodorantes roll on en vez de aquellos que se aplican con spray o apagar los electrodomésticos cuando no los usamos -como por ejemplo la TV cuando queda en stad by-, son sólo algunas de las pequeñas acciones que en conjunto generarán grandes progresos a futuro.
Los cambios climáticos generados por la polución y la contaminación son los que generan los desastres naturales tan comunes en los tiempos que corren. El retroceso en tanto a la salud del medio ambiente ya no puede revertirse pero sí puede frenarse. Un día tan especial como hoy, vale la pena concientizar a quienes nos rodean y poner manos a la obra.
Ese es el mejor homenaje que se le puede hacer a nuestro planeta.
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